Nuestra verdadera identidad

Reflexiona por un momento… ¿cómo está tu postura física en este momento?

¿Espalda encorvada? ¿Hombros caídos? ¿Cabeza agachada?

¡Y no me digas que acabas de corregir tu postura! Seguramente enderezaste la espalda, ensanchaste los hombros y elevaste la cabeza.

Regularmente adoptamos posturas físicas inconscientemente debido al tiempo en que llevamos en esa posición. Pero también hay posturas internas que adoptamos según las circunstancias.

¿Eres tímido y por eso tratas de pasar desapercibido?

¿Eres de los que tratan de desaparecer en las conversaciones grupales?

¿Te intimidas ante la presencia de alguien en autoridad?

A mi sí me pasa.

Recientemente leí un libro que me ayudó a aprender a cómo elevar mi autoestima y mejorar mi autopercepción.

El libro es Presencia: Autoestima, seguridad, poder personal: utiliza el lenguaje del cuerpo para afrontar las situaciones más difíciles, escrito por Amy Cuddy.

Quiero resumírtelo en las siguientes ideas adaptadas de lo que aprendí:

  • Reflejar pasión, tener confianza en uno mismo y el entusiasmo es de las maneras más puras de transparencia, porque son características muy difíciles de fingir.
  • Debo procurar quedarme con una buena impresión de mí mismo antes que pretender dejar una buena impresión ante los demás.
  • La autoconfianza no está cerrada a recibir recomendaciones y opiniones de los demás. Lo contrario sería arrogancia.
  • Una persona segura de sí misma lleva consigo herramientas en vez de armas.
  • La seguridad en uno mismo se refleja como confianza y no como arrogancia.
  • Las adversidades físicas y sicológicas nos moldean, reconocerlas y aceptarlas nos ayudará en el proceso de crecimiento. Por eso debemos de agradecer lo que nos sucede, en vez de lamentarnos.
  • La autoafirmación es recordar qué es más importante para nosotros, que nos llevará a reconocer quiénes somos.
  • Para batallar contra la ansiedad es importante recordarse uno mismo las virtudes propias más valoradas. Es decir, qué eres que agregar valor a las personas.
  • Cuando estamos seguros de nosotros mismos, no estamos a la defensiva, estamos más abiertos a escuchar a los demás y resolvemos los problemas con más facilidad.
  • Tener conciencia de mis virtudes me ayuda a reafirmar quien soy y eso le da mejor sentido a la vida.
  • Para llegar al estado de conciencia de quien soy, basta con meditar un momento en ello, incluso puedo escribir aquellas virtudes que me hacen quien soy.
  • La autoconfianza, la presencia, la esencia de quien verdaderamente soy comienza con decírmelo a mí, recordármelo constantemente; es contarme la verdadera historia de quien soy.
  • Preparar la actitud es más importante que preparar la presentación. Es más importante cómo lo diré a qué diré.
  • Para que los demás confíen en nosotros debemos demostrar que estamos presentes.
  • Al mostrarnos genuinos con los demás despejamos la vía para que los demás sean genuinos con nosotros.
  • Avanzar sin tener el control es de insensatos, o de valientes. ¿Qué eres?
  • Para entender lo que los demás nos dicen debemos de dejar de juzgarlos, a pesar de que nos sintamos frustrados, asustados o ansiosos.
  • Escuchar requiere de renunciar al poder. Al poder de hablar, opinar, mostrarnos como un sabelotodo. Y paradójicamente, escuchar nos vuelve más poderosos.
  • Muchas veces nuestro silencio inteligente comunica más que hablar de más.
  • La experiencia del impostor es temporal.
  • La experiencia del impostor es aparentar que no somos capaces, cuando en realidad es todo lo contrario.
  • La experiencia del impostor nos hace minimizar nuestros esfuerzos y nuestra identidad.
  • Sentirnos presentes nos da poder, y ese poder nos ayuda a accionar. La impotencia nos hace desaparecer.
  • La ansiedad nos distorsiona la capacidad de ver algo como obstáculo o reto.
  • Pensar que todo gira a nuestro rededor causa ansiedad al darnos cuenta de que no es así.
  • Sentirnos poderosos, seguros de nosotros mismos, nos vuelve menos agresivos y más compasivos.
  • Sentirnos poderosos nos da libertad para actuar, decidir y llevar a cabo los objetivos.
  • Sentirnos poderosos nos permite reconocer los recursos que tenemos disponibles para ejecutar.
  • El equilibrio al momento de ejercer el poder es importante pues nos hace pensar menos en lo que las personas piensan, lo cual es liberador, pero ¡cuidado!, puede hacernos pensar menos en lo que las personas necesitan.
  • Sentirnos poderosos afecta nuestra postura física, pues nos permite sentarnos erguidos, firmes, amplios.
  • Alguien que acaba de ganar no piensa en lo que los demás opinan de él.
  • Mereces ocupar el espacio físico que necesites para sentirte poderoso.
  • La seguridad en un mismo vence la intimidación.
  • No se trata de ejercer poder sobre otros, sino sobre uno mismo.
  • Nuestro cuerpo no solo nos lleva a donde queremos llegar sino a quienes queremos ser.
  • Controlar la respiración ayuda a liberar la mente de pensamientos negativos.
  • Las posturas físicas de poder nos ayudan a minimizar el estrés.
  • Las personas poderosas hablan menos de ellos y más sobre el resto del mundo.
  • Nunca debemos de dejar de ser conscientes de nuestra postura física.
  • Aduéñate de tu espacio.

Todo lo que acabas de leer está enfocado en reflexionar sobre quiénes somos. Esto me hizo meditar acerca de lo que dice la Biblia sobre nuestra identidad.

Como cristianos no debemos olvidar que a través de Jesús se nos dio el derecho de ser llamados hijos de Dios. ¿Qué somos? Somos hijos de Dios.

También recordemos que, al estar en Cristo, somos una nueva creación. Las cosas viejas han pasado y han sido renovadas.

Así que, nuestra identidad está fundamentada en Dios y con Cristo, tenemos la victoria.

Ahora ves por qué inicié preguntándote sobre tu postura al momento de leer este artículo.

¿Crees que algo de esto te puede ayudar? Me gustaría saber qué piensas al respecto.

Y si quieres saber cuáles son esas posturas de poder, déjamelo saber en los comentarios.

 

 

 

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